Que sea un relato
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Que sea un relato

El auditorio de Victor Jara en Vecindario, Gran Canaria, se iluminó con los colores rojo, verde, negro y blanco y 500 piezas de tela desde las butacas, hicieron un mosaico de la bandera de Palestina.

Así recibió en pie, el público asistente al Encuentro de Solidaridad con los Pueblos de África y Latinoamérica-ESPAL 2024, a la poeta RAFEEF ZIADAH y al cantante PHIL MONSOUR.

Los primeros versos que la voz cálida y armoniosa de la hablante lírica Rafeef, con los que abrió lo que ya se intuía como una velada emotiva, reivindicativa y solidaria, fueron del escritor, poeta, profesor y activista palestino de la Franja de Gaza, asesinado el 6 de diciembre de 2023 por el ejercito de Israel, Refaat Alarcer.

“Si yo tengo que morir, tú debes vivir
para contar mi historia para vender mis cosas para comprar un trozo de tela y unos cordeles
(hazla blanca y con una larga cola)
para que un niño, en algún lugar de Gaza mirando a los ojos del cielo
esperando su padre que partió en una llamarada ni siquiera de su propia carne
ni siquiera de sí mismo vea la cometa volar alto mi cometa que tú hiciste,
y crea por un momento que hay un ángel
que trae el amor de nuevo.
Si yo tengo que morir que eso traiga la esperanza que sea una historia.”

Los acordes de Monsour, quien también interpretó varias canciones en esta acción denominada “Que sea un relato”, acompañaron otra media docena de poemas, propios de esta gran periodista, poetisa y activista pro derechos humanos de origen palestino.

“Mi primer poema lo recité en la universidad y al terminar, un asistente sionista me dio una patada en el vientre y me gritó: deberías ser violada para que no engendres terroristas”

Esta acción y estas palabras hicieron que esta valiente mujer palestina se reafirmara en la lucha para que un día, cada vez mas cercano, poder volver a la tierra usurpada y vivir en paz.

“Los fantasmas de
Deir Yassin”, dedicado a una niña de 9 años asesinada por los bombardeos,en ese cielo de acero que siega la vida en Palestina, habló de la realidad de una infancia perdida entre el dolor y el horror.

No faltaron palabras a las abuelas que cocinan el poco pan y las lentejas que quedan, sin luz y sin agua, debido al asedio al que está sometida la población, para alimentar los cuerpos, pero sobre todo el alma de todo un pueblo que padece este genocidio. Genocidio que como bien dijo, lo parará los otros pueblos, la gente de bien, que son la esperanza, porque la gran mayoría de los estados han mirado hacia otro lado y unos directamente y otros por omisión, son cómplices de la barbarie de los sionistas.

Hizo un llamado para que no pare el apoyo, para que llegue el alto el fuego, se retiren los colonos y poder volver a su tierra. Emocionada, también pidió que se respete a las personas refugiadas que deseen seguir viviendo en los lugares donde residen desde hace mas de cuarenta años.

Conmovidas y estremecidas las personas asistentes a tan emotivo acto, despidieron en pie la jornada, entre lágrimas y aplausos coreando y deseando una Palestina Libre.

Javier Marrero

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