Ayer por la mañana, mientras preparaba el comunicado y algún artículo sobre el 25N, tuve que modificar la cifra de víctimas de violencia machista con la que había empezado el texto, una más, una triste rosa violeta mas que añadir.
Se llamaba Katharina, vivía en Vinarós, Castellón, tenía poco más de 30 años y estaba embarazada, pero nada de esto le impidió a su ex pareja sentirse con el derecho de arrebatarle la vida, viajar desde Alemania para cumplir su misión “la mate porque era mía”, “serás mía para siempre o no serás de nadie”…
Intento imaginar como pudo ser el proceso, los reproches, las discusiones, las amenazas, todo lo que les puede pasar por la cabeza a estos hombres que no acaban de entender un “no” por respuesta. A estos desgraciados que necesitan coaccionar y ejercer la violencia para mantener a la fuerza un poder que ya no tienen, porque las mujeres hemos decidido tomar las riendas de nuestras vidas.
Las cifras nos duelen cada día más, porque sabemos que detrás de cada número, de cada rosa violeta, hay una mujer asesinada, con un nombre, con una historia, una mujer que tenía una vida y que un hombre, uno de esos 73 feminicidas, se la ha arrebatado.
Setenta y tres mujeres asesinadas, víctimas de diversas violencias machistas, en lo que va de año. Cuatro de ellas en Canarias. Anoche en Lanzarote, cuando nos manifestábamos, leímos sus nombres y les dejamos una rosa.
Duelen, duelen mucho todos y cada uno de estos asesinatos, pero cada día me inquietan más las vidas de esos setenta y tres hombres que se convirtieron en asesinos ¿Qué pensaran y sentirán sus madres, sus abuelas, sus hermanas? ¿En qué sociedad tan enferma estamos educando a nuestras criaturas?
No puedo imaginar el dolor de una madre a la que maten a su hija, pero tampoco el sufrimiento de la madre de un hombre que es capaz de matar a su compañera, o aún peor, a sus hijas o hijos.
Mucho en lo que pensar, y muchísima tarea por delante, no basta sólo con hacer leyes o firmar pactos que queden como brindis al sol.
Sin presupuestos ni voluntad política, está claro que no avanzamos, que las violencias machistas no son Cuestión de Estado.
Por eso, estos días más que nunca, unimos nuestras fuerzas a las de nuestras hermanas de los diversos movimientos feministas, salimos juntas a la calle y reivindicamos:
#ContraLasViolenciasMachistas
#PactoFeminista
#25N
María del Río – Parlamento Canarias.
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